Interior de un Piano, fabuloso imitador de la orquesta. Paradójicamente el Piano no es un elemento común de las orquestas sinfónicas.
La muy famosa y refinada "Orquesta" de la música académica de occidente, no es más curiosa o interesante que una Banda de Jazz, un Mariachi o una Banda de Rock & Roll. Algo es cierto e indudable sin embargo: es más respetada. Se ha ganado su fama y su papel en el mundo con una larga trayectoria histórica y un intachable historial que dice: "Yo soy un conjunto musical serio, y nadie puede negarlo". La orquesta, a pesar de ello, no es tan "académica" como pretende ser: es un conjunto musical como cualquier otro, y lo único que busca, su deseo más grande y su razón de vida, es causar placer a quien la escucha. Hoy hablaré de la orquesta y diré cosas musicalmente idiotas; pero no pienso hablar del material vibrante, de la clasificación de los instrumentos ni de ningun tema parecido porque me hace querer vomitar. Hoy abordaré a los instrumentos más comunes en la orquesta sinfónica uno por uno y les adjudicaré personajes particualres que describan el carácter de su timbre. Esto no es un cuento sin embargo, es un artículo serio; si quieren pueden burlarse de él, pues a mi no me importa: finalmente, el objetivo del espacio en blanco es generar un cúmulo de sonrisas, sonrisas que sean más profundas...
El violín es a la orquesta como Jesucristo a la Iglesia Católica: más que simplemente su líder, es su Dios. A veces resulta inconcebible la cantidad de música destinada al violín y sus conjuntos derivados. Si ya de por sí las cuerdas son dentro de la orquesta la sección más utilizada por los compositores: el equivlente a nuestra nobleza europea; el violín es un caso exagerado. En ocasiones me he preguntado ¿Y por qué el violín? ¿Por qué si es pequeño y de un timbre chillón en extremo? Quizás sea por la perfección armónica y el balance de sus cuerdas pero.. ¿Por qué no el violoncello por ejemplo si es de un sonido mucho más dulce y acariciante (y volvemos al tema del dulce)? Probablemente la respuesta más obvia y simple es.... "Por el virtuosismo". Pensar en el violín es pensar en Paganini y... tengo que decirlo de esta forma: es un instruemnto de presumidos. No hay nada tan parecido a los solos de guitarra de Steve Vai en la música clásica que tocar en el violín un capricho de Paganini. Y es precisamente ese el punto de que sea este insruemto el elegido como concertino y 80% de las veces también como solista: la orquesta quiere probar lo increíblemente buena que es haciendo música. Sin duda es el violín también un hermoso instrumento.
El violoncello es otra historia: es uno de esos viejecillos sabios que son mejores que Einstein, pero prefieren mantenerse en las sombras de un pequeño apartamento mandando cartas a sus nietos y haciendo las compras a las 7 de la mañana. Es tan versátil que puede codearse con el violín a ratos y de pronto ser tan tenebroso que uno diría: esa música puede ser la banda sonora del mismísimo purgatorio. Le ha entrado al virtuosismo con personas como Yo-Yo Ma, pero se mantiene aún entre las sombras, es un héroe secreto. Si se me permite exponerlo así, yo diría que el Violoncello no es precisamente Batman, sino Bruno Días; aunque al cabo vengan siendo la misma cosa. Se dice que es el instrumento más similiar a la voz humana, y eso es ya decir algo.
La viola está dada al olvido, solamente algunos músicos locos escriben música para ella. Sin embargo, es una chica amante del café que visita los parques cubiertos de hojas en otoño. Es por eso que no se recurre mucho a ella: la creen una niña buena. La verdad sin embargo es que ella ha leído a Nietzsche y a Freud y sabe hacer música contemporánea incluso mejor que Schöenberg en persona. La verdadera razón de que no se le tome en cuenta es una especie de machísmo musical: todos prefieren al violín porque es Jesucristo ¿Quién iba a buscar a una Diosa? Es por eso que admiro a la viola: porque es un instrumento inigualable en calidad expresiva, pero cuyo nombre se mantiene oculto bajo el clamor de las otras cuerdas.
El Contrabajo es demasiado grande y robusto para ser considerado hermano de los tres anteriores: es un hombre gordo, pero un hombre que canta Ópera. Mejor dicho... él es un hombre cantando "Porgy and Bess". Y es que el Contrabajo es un ser de Jazz: es la estrella en esos lares, es comparable al bajo armónico del barroco aplicado al Jazz. Es por eso que a él le da igual si le escriben música o simplemente dobla el papel del violoncello: su lugar es ahí y en cualquier otra parte: él es tan versátil que, si quisiera volar, llegaría hasta la luna.
Basta de cuerdas: hablemos de instrumentos en los que hay que soplar. La flauta transversa es un pajarillo.... bueno, en realidad es un tubo metálico, pero tiene la voz de un maldito canario. Esto es porque tiene un timbre muy puro: es como la Vírgen María, sólo que, a juzgar por sus jugueteos con la música moderna, yo le quitaría el calificativo de "Vírgen". Es uno de mis timbres favoritos por su capacidad de ser como un dulce en la boca, otravez... La escucho de pronto y es un amor; y en otras ocasiones dice cosas tan disonantes que es com una chica punk drogada recitando una novela del Marqués de Sade. Pero, ambas cosas son hermosas, porque al fin y al cabo es una chica linda disfrazada de tubo metálico.
El oboe es otra historia: todo mundo lo ha olvidado. Es un instrumento que más bien pareciera reliquia (a excepción de algunas piezas modernas muy extrañas). Pero... ¿Por qué odiamos tanto la idea de un Oboe además de por el simple hecho de que salió en American Pie? Seguramente la razón es la siguiente: el Oboe es puro ACADEMISMO. Sí... "academísmo". No hay jazz para oboe, ni música popular para oboe ni nada por el estilo.. el violín tiene a Paganini, la trompeta a Miles Davis, la guitarra a Jimmi Hendriz, y hasta el Clarinete tiene a las bandas Dixieland. Pero el oboe no tiene nada de divertido: todo lo que toca es música clásica. Música ABURRIDA. Bueno... en realidad, no es que sea música poco divertida, sino que la música clásica requiere un esfuerzo mucho mayor que la popular: uno tiene que poner atencion de principio a fin por una hora y, normalmente, eso es asfixiante para cualquier jovencito. Es por eso que para mí, el Oboe es un historiador renombrado: nadie le hace caso, pero tiene en sus manos la sabiduría de todo el universo.
El Fagot por su parte, con su misma doble caña y todo, es un poco más reconocido que su hermano el Oboe. Y es que el Fagot es un payaso. Uno de esos que se maquillan de blanco y se colocan una enorme esfera roja en lugar de nariz. El Fagot sin embargo, no era ningún payaso al principio: las circunstancias lo hicieron convertirse en lo que hoy es. El cine de Chaplin y hasta hoy en día el de Hollywood lo han hecho aparecer como el "hazme reír" de la orquesta. Aunque, cuando yo escucho conciertos para Fagot del barroco, incluso del periodo clásico... a mí no me parece nada cómico: más bien lo encuentro serio como un psicólogo que cobra la hora en un ojo de la cara. Es por eso que concluiré así: el Fagot es un psicólogo que se disfraza de payaso.
El Clarinete, como ya lo dije, tiene tanto al Jazz como a la música Clásica: es amante de las dos, y se acuesta con ellas a la vez sin siquiera disimularlo. Es muy apreciado como solista entre los alientos de la orquesta de Occidente, pero también se codea con el Sax de las Big Band (de él hablaré otro día). En lo particular, no es un timbre que me agrade: tiene pocos armónicos y es aburrido en el agudo. Mas, dejando de lado el gusto personal, si hiciera una encuesta tendría una lista de millones de páginas titulada "amantes del clarinete"... encabezada por Calamardo, por supuesto. Es por eso que yo veo al Clarinete como una estrella de Rock que estudia la universidad (el Lou Reed de la Orquesta): se acuesta con todo tipo de música, pero es más culto incluso que Isaac Newton.
Tenemos también a la trompeta: otra prostituta. Ama al Jazz, pero tiena aventuras con la Orquesta. En realidad, talvez antes era al revés: era un instrumento de occidente hasta que Louis Armstrong la usurpó en medio de la noche. Tiene un timbre firme como de comandante, pero suave en el fondo. Es anímicamente tan susceptible al cambio, que bien puede utilizarse para decir: "te amo", como para ordenar: "ve y pégate un balazo en la cabeza". Es por esta y muchas otras razones, como el hecho de que sea de metal brillante, que yo la visualizo como una mujer en el ejército.
Con el Corno Francés hago una excepción: él no es ningun personaje. Él es un ELEFANTE. Sí, un elefante. Su timbre es igual al del animal, sólo que musicalmente más ordenado y lindo. Se dice que es complicado de interpretar y tiene el tubo cónico más extraño que he visto en mi vida. Parece una serpiente maligna enroscado así: ¿A quién se le ocurrió?. Sin embargo, su forma lo hace efectivo: tiene un timbre tan pastoso y pesado que me hace querer bailar como el Oso Baloo. Así lo considero yo: como un elefante que habla.
El Trombón es de otro mundo: es el instrumento oficial del temido infierno. Cuando yo bajé allá y vi al Diablo de frente, él tocaba el trombón sentado en una silla enorme... y alrededor todos aplaudían. Su timbre es pesado como mil toneladas, y es más desgarrante que una bala penetrandome en el pecho. Es casi incapaz de ser amable, aunque lo ha logrado algunas veces. Y normalmente se le usa para simbolizar al mal y al peligro. Sin emabrgo, también tiene lo suyo: no hay instrumento más genial en el lado oscuro que el Trombón. Yo lo veo así... "Trombón: eres un genial doctor malvado... eres Jack the Ripper".
Ya por último y para no aburrir, las percusiones: esas cosas sin vida.
Los Timbales parecen ollas para hacer carnitas, pero tienen algo que ningún otro instrumento: al golpearlos la orquesta pasa de decir "te quiero" a "te amo con toda el alma" o... de decir: "estoy molesto contigo" a "Voy a empalarte y arrancar toda la piel que cubre tu cuerpo". Tiene tanta expresividad como instrumento de percusión que es único en el mundo, y por eso él es un Tío lejano que se apasiona con los recuerdos de antaño y el Rock de los 60s... es firme y es hermoso.
Para no abordar a todas las percusiones que son infinitas y apasionantes, tomaré de entre ellas a mi favorita para cerrar el escrito: la Marimba.
La Marimba tiene una leyenda tatuada en el pecho que dice: "Soy de Latinoamérica". Y yo no sé si eso será verdad, pero ella lo cree con toda su alma. Su timbre es como madera arrancada del árbol: se puede sentir su sabor en la lengua cada que alguien golpea una de sus piezas. Es un platillo exquisito y por eso la clasifico como un chef: uno mejor que Gusteau o Remi, es un cocinero increíble que cada día nos regala un platillo nuevo.
Así pues, me harté de escribir, y seguramente ustedes también de esuchar lo que digo. Esta es la orquesta: la misteriosa orquesta. El conjunto al que tanto respeto; el grupo musical que tan formal me parece; pero que es en el fondo la simple unión de un cocinero, una chica disfrazada de tubo metálico, un historiador, Jesucristo, un viejecillo, un elefante..... así como mil cosas más, entre las que estarán incluídos ustedes el día que la miren frente a frente y le den a este escrito toda la razón...